sábado, 1 de noviembre de 2014

VIVIR DE UNA CORAZONADA.

              Nuestra conducta está tan determinada por la huella del pasado, de lo heredado, por los estímulos del entorno, y todo ello por el canal de procesos cognitivos en su mayor parte inconscientes, que resulta imposible desaprender sin tomar un atajo. Una de estas vías singulares para desconectarse del universo en que vivimos son las artes que, como la música, son susceptibles de trasladar las mentes a otro mundo que no es el habitual. Otra vía son los sueños y, en términos más generales, la capacidad del inconsciente para recorrer procesos cognitivos insospechadamente sofisticados. Se trata de uno de los descubrimientos más recientes y todavía no asimilados por una gran parte de la propia comunidad científica.

             En las Universidades de Yale, Princeton y Harvard, neurólogos y psicólogos, entre ellos John Bargh están descubriendo una concepción nueva del inconsciente que otorga a las corazonadas un poder hasta ahora insospechado. 

            Resulta que la gente se equivoca casi siempre sobre las causas de su conducta. Hasta hace muy poco tiempo, estábamos convencidos de que cuando se trataba de un problema sencillo, como andar por casa o cerrar los párpados si nos deslumbraba la luz del sol, el inconsciente se encargaba de solventar el problema. Por poco que se complicaran las cosas -como a la hora de decidir si me caso o no me caso, si salgo de viaje o cambio de trabajo- recurríamos a la conciencia para que, utilizando la razón, resolviera el problema. Varios experimentos en las universidades mencionadas han demostrado que esto es, lisa y llanamente, falso.

          Es cierto que ya habíamos descubierto que las corazonadas (las intuiciones o el subconsciente) eran una fuente del conocimiento tan válida como la razón. 

          Los últimos experimentos efectuados están demostrando que el nuevo concepto de inconsciente implica que la conducta de una persona puede ser el resultado de algo que ha ocurrido en el entorno sin necesidad de un acto consciente por su parte ni de que se entere de lo que está ocurriendo. El inconsciente es el responsable por su cuenta no sólo de la mayoría de las decisiiones que tomamos, sino también de las que tienen mucha importancia por la sofisticación o complejidad de los procesos cognitivos implicados. 

         La consciencia sirve, ni más ni menos, que para aprender a distiguir el pasado del presente y el futuro del pasado. La consciencia nos permite situarnos en el tiempo.

       Los humanos no tuvieron consciencia durante muchísimo tiempo. Es un instrumento refinado que no sirve para lo que creíamos, pero que sólo surge a partir de un nivel determinado de sabiduría y capacidad cognitiva.

       EDUARDO PUNSET.
EL VIAJE AL PODER DE LA MENTE.    

No hay comentarios:

Publicar un comentario